Evaluar y desarrollar. ¿Sólo a fin de año?

En los últimos años, las tradicionales evaluaciones de desempeño han sufrido una importante transformación. De la clásica instancia de evaluación anual, generalmente realizada en las últimas semanas del año, pasamos a instancias semestrales, trimestrales y luego, casi diarias. El feedback permanente y la evaluación continua ganan terreno en las organizaciones.

¿Qué es la “Evaluación de desempeño”?

La evaluación del desempeño consiste en la revisión periódica y formal de la performance del colaborador en su puesto, y se realiza de manera conjunta entre jefe directo y trabajador. El principal valor radica en el hecho de brindar a dicho colaborador feedback sobre los objetivos y metas de trabajo previamente acordados en una instancia inicial, donde fueron determinadas las principales responsabilidades del cargo y los compromisos especiales, que es recomendable se realice durante el período de inducción del colaborador en su cargo.

La evaluación se consolida como un instrumento de vital importancia a la hora de realizar esta “Puesta a punto” entre el jefe y el colaborador.

¿Para qué evaluar?

La evaluación permite:

–        Determinar las responsabilidades y prioridades de cada colaborador.

–        Mejorar el rendimiento individual y la productividad de la empresa.

–   Proporcionar una opinión constructiva sobre lo que se hace bien (reconocimiento) y las oportunidades de mejora.

–        Fomentar la comunicación cara a cara entre los colaboradores y sus jefes directos.

–        Planificar carreras o cambios de cargos

–        Definir aumentos de salarios o compensaciones especiales

–        Decidir desvinculaciones, contando con elementos objetivos

¿Alcanza con una evaluación anual?

Enfáticamente no. Sin duda es fundamental generar instancias permanentes donde dar feedback a los colaboradores y realizar estas devoluciones de modo constante. En especial, para las nuevas generaciones que integran la organización, este tipo de vínculo es muy importante ya que permite la mejora continua, y para ellos, es especialmente valioso.

¿Qué indicadores se tienen en cuenta?

No sólo la periodicidad y el formato de evaluación han evolucionado; el tipo de indicadores también suelen poner más foco en la valoración cualitativa, y no sólo cuantitativa.

Si bien tradicionalmente la evaluación del desempeño laboral se hacía en función de una valoración de aspectos cuantitativos (ventas, clientes, ratios, etc.), vinculándolos inclusive a premios o bonos, hoy día vemos mucho más el peso de lo cualitativo, valorando los objetivos y competencias asociados a cada puesto de trabajo y no sólo el logro de objetivos, que pueden depender directamente del desempeño del colaborador o de otros fenómenos globales y de contexto.

¿Qué tendencias se imponen en la evaluación del desempeño?

Aunque la evaluación del desempeño no es una acción que se lleve a cabo de la misma manera en todas las áreas, pues cada una de ellas tiene especificidades que es necesario tener en cuenta, existen algunas tendencias que comienzan a ganar terreno en estos años.

  • Potenciar la cultura basada en el mérito.
  • Lo primero es la persona, no la medición.
  • Desarrollar el trabajo en equipo y las redes de colaboración.
  • Transparencia como valor fundamental.

¿Qué pasa después de la evaluación de desempeño?

Las evaluaciones de desempeño no siempre están atadas al otorgamiento de premios o bonos. En efecto, debería ser una instancia donde destacar aquellas cosas buenas, y donde poder mirar con sentido crítico aquellas oportunidades de mejora. El propósito es trabajar en conjunto con el colaborador para el desarrollo de esos aspectos, buscando atenuar cada vez más el gap entre lo esperado y lo real.

En este diálogo que se genera, las oportunidades de mejora no sólo serán propias del colaborador, sino que es la oportunidad idea para hablar sobre mejoras en el vínculo con el supervisor, entre los pares, y es un input fundamental para el desarrollo de acciones a futuro (capacitaciones, programas de desarrollo, etc). En resumen, no sólo se evalúa con el objetivo de premiar o remunerar, sino en pro de la mejora continua.

En conclusión, las tendencias actuales en evaluación del desempeño apuntan cada vez más a un seguimiento más humano, así como a acciones más ágiles, inmediatas y en las que los responsables de un negocio puedan intervenir en tiempo real.

Tal vez el desafío al cierre del año es reflexionar sobre lo cerca o lejos que estamos de ésto, y qué nos hace falta para implementar un modelo de este estilo.

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Evaluar y desarrollar. ¿Sólo a fin de año?

En los últimos años, las tradicionales evaluaciones de desempeño han sufrido una importante transformación. De la clásica instancia de evaluación anual, generalmente realizada en las últimas semanas del año, pasamos a instancias semestrales, trimestrales y luego, casi diarias. El feedback permanente y la evaluación continua ganan terreno en las organizaciones.

¿Qué es la “Evaluación de desempeño”?

La evaluación del desempeño consiste en la revisión periódica y formal de la performance del colaborador en su puesto, y se realiza de manera conjunta entre jefe directo y trabajador. El principal valor radica en el hecho de brindar a dicho colaborador feedback sobre los objetivos y metas de trabajo previamente acordados en una instancia inicial, donde fueron determinadas las principales responsabilidades del cargo y los compromisos especiales, que es recomendable se realice durante el período de inducción del colaborador en su cargo.

La evaluación se consolida como un instrumento de vital importancia a la hora de realizar esta “Puesta a punto” entre el jefe y el colaborador.

¿Para qué evaluar?

La evaluación permite:

–        Determinar las responsabilidades y prioridades de cada colaborador.

–        Mejorar el rendimiento individual y la productividad de la empresa.

–   Proporcionar una opinión constructiva sobre lo que se hace bien (reconocimiento) y las oportunidades de mejora.

–        Fomentar la comunicación cara a cara entre los colaboradores y sus jefes directos.

–        Planificar carreras o cambios de cargos

–        Definir aumentos de salarios o compensaciones especiales

–        Decidir desvinculaciones, contando con elementos objetivos

¿Alcanza con una evaluación anual?

Enfáticamente no. Sin duda es fundamental generar instancias permanentes donde dar feedback a los colaboradores y realizar estas devoluciones de modo constante. En especial, para las nuevas generaciones que integran la organización, este tipo de vínculo es muy importante ya que permite la mejora continua, y para ellos, es especialmente valioso.

¿Qué indicadores se tienen en cuenta?

No sólo la periodicidad y el formato de evaluación han evolucionado; el tipo de indicadores también suelen poner más foco en la valoración cualitativa, y no sólo cuantitativa.

Si bien tradicionalmente la evaluación del desempeño laboral se hacía en función de una valoración de aspectos cuantitativos (ventas, clientes, ratios, etc.), vinculándolos inclusive a premios o bonos, hoy día vemos mucho más el peso de lo cualitativo, valorando los objetivos y competencias asociados a cada puesto de trabajo y no sólo el logro de objetivos, que pueden depender directamente del desempeño del colaborador o de otros fenómenos globales y de contexto.

¿Qué tendencias se imponen en la evaluación del desempeño?

Aunque la evaluación del desempeño no es una acción que se lleve a cabo de la misma manera en todas las áreas, pues cada una de ellas tiene especificidades que es necesario tener en cuenta, existen algunas tendencias que comienzan a ganar terreno en estos años.

  • Potenciar la cultura basada en el mérito.
  • Lo primero es la persona, no la medición.
  • Desarrollar el trabajo en equipo y las redes de colaboración.
  • Transparencia como valor fundamental.

¿Qué pasa después de la evaluación de desempeño?

Las evaluaciones de desempeño no siempre están atadas al otorgamiento de premios o bonos. En efecto, debería ser una instancia donde destacar aquellas cosas buenas, y donde poder mirar con sentido crítico aquellas oportunidades de mejora. El propósito es trabajar en conjunto con el colaborador para el desarrollo de esos aspectos, buscando atenuar cada vez más el gap entre lo esperado y lo real.

En este diálogo que se genera, las oportunidades de mejora no sólo serán propias del colaborador, sino que es la oportunidad idea para hablar sobre mejoras en el vínculo con el supervisor, entre los pares, y es un input fundamental para el desarrollo de acciones a futuro (capacitaciones, programas de desarrollo, etc). En resumen, no sólo se evalúa con el objetivo de premiar o remunerar, sino en pro de la mejora continua.

En conclusión, las tendencias actuales en evaluación del desempeño apuntan cada vez más a un seguimiento más humano, así como a acciones más ágiles, inmediatas y en las que los responsables de un negocio puedan intervenir en tiempo real.

Tal vez el desafío al cierre del año es reflexionar sobre lo cerca o lejos que estamos de ésto, y qué nos hace falta para implementar un modelo de este estilo.

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