La era del trabajador 4.0

En la última década surgió en Uruguay una veintena de nuevas profesiones, la mayoría de ellas en el área digital.

Por Renzo Rossello

Hasta hace pocos años para desarrollar su trabajo tenía que pilotear una aeronave real, un bimotor. De hecho, Felipe Fresnedo (46) cuenta con una licencia de piloto que prácticamente ya no utiliza. ¿Qué ha cambiado? Ahora le basta con ser piloto de drones, su compañía Skytek realiza estudios de suelo con distintas finalidades y para ello no tiene más que lanzar su pequeño dispositivo a sobrevolar el área de interés.

“Lo que tiene el piloto de drones es que combina mucho la computación, los conocimientos de informática con otros conocimientos, y cada vez menos las habilidades de vuelo”, dice Fresnedo.

Mientras él permanece en tierra el aparato despega y hace la mayor parte de su trabajo solo. “No es lo mismo que, por ejemplo, los drones militares que se utilizan en las guerras, donde tenés a un piloto en un avión falso ubicado en un hangar que está dirigiendo toda la operación del dron”, explica el operador.

A juicio de Fresnedo el vuelo de drones tiene mucho de parecido con el de parapentes, que en algún momento practicó también. “Necesitás un conocimiento de la micrometeorología, saber qué es lo que está pasando en un espacio bien delimitado”, dice. Y agrega: “El piloto tiene toda la responsabilidad, por ejemplo, en señalar la existencia de obstáculos en un curso de vuelo”.

La expansión de esta actividad ha llegado a diversas áreas. El servicio de drones comienza a ser utilizado en tareas de seguridad, en fotografías familiares y de eventos, entre otras aplicaciones y, por supuesto, en los medios de comunicación.

“Yo no me atrevería a hablar de pilotos de drones como de una profesión. Lo que está pasando es que la principal aplicación es la fotografía o filmación aérea con distintas finalidades, y eso está atomizando el mercado”, opina Fresnedo.

Prueba de ello es la cantidad de interesados en obtener la licencia de operador de drones que otorga la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), como pudo constatar el equipo multimedia de El País. Casi una veintena de personas se presentó esta semana para dar el “teórico” en las instalaciones de Dinacia.

Nuevos oficios.
Lo cierto es que pilotear drones no es la única actividad vinculada a las “nuevas profesiones” que se encuentra en pleno auge. Alrededor de veinte especializaciones, la mayoría de ellas vinculadas a soportes digitales y a las áreas financieras y de marketing, conforman esta nutrida lista. A diferencia de otros oficios, en esta área existe la ocupación total, pero los ingresos a las distintas especialidades se producen en forma tan masiva que la competencia por los puestos de trabajo ha crecido en forma exponencial en los últimos años.

“Estamos viviendo una revolución acelerada y eso impacta en el significado del trabajo”, sostiene el sociólogo e investigador Felipe Arocena.

El paradigma parece estar cambiando y no solo debido a una mera cuestión generacional. La idea de tener un “trabajo para toda la vida”, que alimentó buena parte de las tradiciones, parece ir lentamente en retirada. El fulminante avance de las tecnologías ha obligado a muchos a reciclarse en nuevas habilidades y conocimientos, y a los más jóvenes a optar por caminos que hasta hace bien poco ni siquiera existían.

“Hay un acuerdo general en que, según se estima, la mitad o más de los trabajos que habrá en veinte años todavía no existen. Eso quiere decir que quienes hoy tienen cinco años, cuando cumplan la mayoría de edad y salgan al mercado de trabajo se van a encontrar con empleos que ahora ni soñamos”, sostiene el investigador académico.

De hecho, más de la mitad de esta lista de nuevos oficios surgió durante la última década. Ello explica que muchos de quienes hoy los ejercen habían recibido formación en otras áreas antes de terminar especializándose en esta nueva.

El constante surgimiento de nuevos emprendimientos —las bullentes start-up vinculadas a la industria del software son buen ejemplo de ello— ha multiplicado opciones para jóvenes que han recibido capacitación en áreas de informática, economía, marketing y finanzas. Al mismo tiempo, la rotación de empleos es casi una constante para muchos jóvenes.

“Otro cambio que se está produciendo es el que tiene que ver con lo que significa el trabajo para una persona. Antes un trabajo duraba para toda la vida, lo más común era que uno tuviera un empleo y se jubilara en el mismo cargo al final de una carrera, y eso pasaba aún en los oficios más creativos. Ello tenía como consecuencia que le daba a la persona una fuerte identidad vinculada a su trabajo. Hoy en día no sabemos lo que nos va a deparar el futuro”, señala Arocena.

La capacitación, la formación en matemáticas y estadísticas, los conocimientos de programación son cada vez más demandados.

La clave es el conocimiento.
El sector de las llamadas TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) explica el fenómeno de creciente demanda, según el consultor Federico Muttoni, de la firma Advice.

“Es mucha la demanda de estas empresas que exportan sus servicios fuera de fronteras, para suplir esta falta de personal debidamente formado han tenido que salir a buscarlo fuera de fronteras”, asegura Muttoni.

Sin embargo, visto de manera global el fenómeno todavía tiene un carácter prácticamente marginal. Según un estudio realizado por Advice para el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) las nuevas profesiones no representan más del 3% en relación con el mercado laboral uruguayo. “Pero tiene un nivel de desocupación cero y su demanda supera a la oferta”, agrega Muttoni.

No obstante, los analistas creen que el comportamiento de este fragmento del mercado laboral permitiría inferir el desarrollo futuro del empleo. Y con ello adquiere un valor estratégico.

“Lo que más preocupa a nivel de gobiernos, empleadores y sindicatos es esta etapa de transición en la que desaparecen puestos de trabajo y surgen otros nuevos. Esto ha creado la necesidad de educar para que tengan las habilidades necesarias para nuevos puestos”, dice Muttoni.

En la matriz.
Hay una escena en Matrix cuando el personaje principal, Neo, luego de “despertar” a la realidad comienza a conocer a los tripulantes de la nave Nabucodonosor. Frente a una pantalla plagada de filas de números el ambiguo Cypher le dice que él “ve” a los habitantes de la matriz. Señala a la pantalla y le dice: “Llegás a acostumbrarte, yo ya no veo el código, solo veo una rubia, una morena, una pelirroja…”. Pues bien, algo parecido ocurre con los analistas de datos.

Álvaro Roldán (29) es el responsable del gobierno de datos de El País. Define su tarea como una forma de disponer de “la información para su posterior análisis en busca de la generación de valor para la compañía”. Se formó como ingeniero de sistemas y finaliza su especialización en la Universidad ORT. Lleva algo más de cinco años como analista de datos.

“Para llegar al puesto que tengo hoy día estuve entre cinco y seis años en funciones de similares características que junto a mi formación académica ayudaron a complementar mi perfil laboral”, explica Álvaro.

Juan Andrés Sánchez (31) también es analista de datos, pero se formó en Economía. La participación de ambos en los procesos de producción de la empresa ha comenzado a convertirse en una guía imprescindible.

“La orientación a la toma de decisiones mediante al Data Analytics es algo que hoy día es tendencia en todas las empresas. Por pequeñas, medianas o grandes que sean, todas buscan hoy apoyar a sus unidades de negocios con el análisis de la información”, dice Roldán.

Algo similar ocurre con Diego Vallarino (44), que es director de Data Analytics de la firma internacional Equifax. Vallarino es técnico en administración, pero luego obtuvo títulos en las universidades de Chile y Barcelona que le permitieron convertirse en analista calificado. Trabajó en la industria del software y como consultor para organismos internacionales, BID, Banco Mundial, Naciones Unidas.

“Mi tarea actual consiste en encontrar patrones a través de un conjunto de datos, y de esa manera encontrar soluciones de servicio, o generar nuevos clientes, trabajo en el control de riesgos crediticios. Entiendo que se puede generar valor agregado a través de los datos, una línea en la cual se encuentra inmersa Equifax, lo cual hace que me sienta muy a gusto en mi tarea”, explica.

En otra rama como analista, conocido en la jerga como machine learning, se mueve Guillermo Colmenero, cuyo trabajo consiste en predecir los comportamientos del mercado. “Actualmente empresas de gran porte utilizan estas prácticas, pero gracias al avance de la informática (más datos recolectados y más poder de cómputo), las empresas chicas van a lograr utilizar estas técnicas. Pienso que el trabajo en esta área va a crecer en los próximos años”, asegura Colmenero.

La lista continúa y las especializaciones se multiplican. Los desarrolladores de webs son parte de esta hiperespecialización tan reciente.

“La estabilidad depende mucho de los beneficios que encontrás en la empresa en la que estás trabajando, como estar al día en las innovaciones tecnológicas que vayan saliendo al mercado. Esta actividad requiere de un entrenamiento constante por esa razón”, señala Pablo Assanelli (31), que es programador senior frontend y además es desarrollador de aplicaciones.

Los ejemplos abundan y todos apuntan a un gran denominador en común: la formación profesional. Y otra noción que parece muy novedosa: “Competimos por el empleo con el mundo entero”, asegura el consultor Muttoni.

Una revolución que cambiará todos los paradigmas y que, según los expertos, apenas acaba de comenzar.

Los servicios tendrán su “Uber”
El consultor Federico Muttoni puso el caso de Uber como ejemplo de los cambios que experimenta el mercado. “Cuando llegó esta aplicación se generó una fuerte molestia por parte de los taxistas ya que los coches de Uber no pagaban impuestos y para el sector eso era ni más ni menos que competencia desleal. Pero, al mismo tiempo, fue una salida laboral para mucha gente. Se estima que este sector ocupa a más de 5.000 personas actualmente. Uber les había permitido de manera flexible y rápida tener una buena fuente de ingresos”, señala Muttoni. En su opinión el fenómeno de la aplicación puede ser extensible a otras actividades, sobre todo las vinculadas al área de servicios, que actualmente es una de las de mayor desarrollo junto a las firmas vinculadas a la tecnología. “Hay que ser muy consciente de esto, el Uber le va a llegar a cada servicio, tarde o temprano”, sentencia Muttoni, quien llama la atención sobre los cambios de paradigma en todo el mercado.

Las nuevas y las que no se van
De acuerdo con un relevamiento de datos realizado por la consultora Advice hay unas veinte nuevas profesiones, más de la mitad vinculada a oficios digitales. Operador de drones; desarrollador de aplicaciones; diseño y maquetación web; desarrollador web; maquetador web; diseñador web; analista de comercio electrónico; community manager; digital marketer; analista de SEM y SEO; moderador de contenidos de video; analista de procesos de negocios; programador y analista de inteligencia comercial; programador de juegos; ingeniero de machine learning; full stack developer (programador muy completo); desarrollador móvil; analista de datos; auxiliar de soporte en la nube; cuidadores del nuevo sistema de cuidados. Según el mismo estudio, los ya viejos oficios más demandados son: guardia de seguridad, chofer, cocinero, técnico, mecánico, pizzero, encargado de cocina y electricista. Como se verá varios de los empleos tradicionales continúan teniendo plena vigencia en el mercado laboral local.

Community manager, un oficio con mucha creatividad
El cargo de community manager comienza a ganar espacio en la plantilla desde hace pocos años. En 2013 se hicieron apenas un par de solicitudes para el puesto, según un relevamiento del Gallito. El año pasado fueron 15. Lucía Gómez (25) es la community manager de una empresa que desarrolla videojuegos, Ironhidegames. “Además de encargarme del contenido que se publica y sale al aire en las redes sociales soy el vínculo principal entre la empresa y sus seguidores”, dice Lucía.

Al tratarse de una tarea que está en constante cambio, requiere de buenas dosis de creatividad. “Es una cuestión de estar en contacto constante con el público y de conocer sus intereses y costumbres, entender qué les gusta y cómo lo consumen”, resume. Sin embargo, Lucía estuvo cerca de un año y medio buscando empleo, hasta que dio con la firma de videojuegos. “Cuando vi el llamado de Ironhide sabía que era perfecto para mí”, dice. Lucía cree que todavía las empresas no han valorado suficientemente el papel de los comunicadores, “creo que es el momento de que sean tomados más en cuenta”, señala.

Estudio de KMPG
Cómo cambia el mercado. Una investigación de la consultora KPMG reveló los cambios que viene experimentando el mercado laboral, a partir de una encuesta entre postulantes realizada en 2017. Según dicho estudio se confirmó que la llamada generación baby boomers (nacidos entre 1956 y 1965) “presenta un mayor grado de estabilidad en sus puestos de trabajo”. En tanto, en las personas mayores de 30 años con estudios universitarios o superiores tardan más de un año en lograr un cambio laboral. No obstante, los menores de 30 años con el mismo nivel educativo tardan menos de tres meses. Asimismo, las personas en el mismo rango etario pero con formación de bachillerato o inferior demoran hasta más de un año.

​Otro aspecto interesante respecto al mercado laboral tiene que ver con los cargos gerenciales. El estudio descubrió que es a las personas que les cuesta más un cambio de trabajo. “Asimismo, los universitarios y personas con formación a nivel de maestría tardan más tiempo en lograr un cambio laboral, teniendo como principales motivos la búsqueda de oportunidades de desarrollo y mejora en su nivel de remuneración”. En cuanto a reinserción laboral, la investigación determinó que gerentes y mayores de 40 años tardan más de seis meses en volver al mercado laboral, en tanto que los profesionales independientes tardan más de un año en reinsertarse en el circuito.

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La era del trabajador 4.0

En la última década surgió en Uruguay una veintena de nuevas profesiones, la mayoría de ellas en el área digital.

Por Renzo Rossello

Hasta hace pocos años para desarrollar su trabajo tenía que pilotear una aeronave real, un bimotor. De hecho, Felipe Fresnedo (46) cuenta con una licencia de piloto que prácticamente ya no utiliza. ¿Qué ha cambiado? Ahora le basta con ser piloto de drones, su compañía Skytek realiza estudios de suelo con distintas finalidades y para ello no tiene más que lanzar su pequeño dispositivo a sobrevolar el área de interés.

“Lo que tiene el piloto de drones es que combina mucho la computación, los conocimientos de informática con otros conocimientos, y cada vez menos las habilidades de vuelo”, dice Fresnedo.

Mientras él permanece en tierra el aparato despega y hace la mayor parte de su trabajo solo. “No es lo mismo que, por ejemplo, los drones militares que se utilizan en las guerras, donde tenés a un piloto en un avión falso ubicado en un hangar que está dirigiendo toda la operación del dron”, explica el operador.

A juicio de Fresnedo el vuelo de drones tiene mucho de parecido con el de parapentes, que en algún momento practicó también. “Necesitás un conocimiento de la micrometeorología, saber qué es lo que está pasando en un espacio bien delimitado”, dice. Y agrega: “El piloto tiene toda la responsabilidad, por ejemplo, en señalar la existencia de obstáculos en un curso de vuelo”.

La expansión de esta actividad ha llegado a diversas áreas. El servicio de drones comienza a ser utilizado en tareas de seguridad, en fotografías familiares y de eventos, entre otras aplicaciones y, por supuesto, en los medios de comunicación.

“Yo no me atrevería a hablar de pilotos de drones como de una profesión. Lo que está pasando es que la principal aplicación es la fotografía o filmación aérea con distintas finalidades, y eso está atomizando el mercado”, opina Fresnedo.

Prueba de ello es la cantidad de interesados en obtener la licencia de operador de drones que otorga la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), como pudo constatar el equipo multimedia de El País. Casi una veintena de personas se presentó esta semana para dar el “teórico” en las instalaciones de Dinacia.

Nuevos oficios.
Lo cierto es que pilotear drones no es la única actividad vinculada a las “nuevas profesiones” que se encuentra en pleno auge. Alrededor de veinte especializaciones, la mayoría de ellas vinculadas a soportes digitales y a las áreas financieras y de marketing, conforman esta nutrida lista. A diferencia de otros oficios, en esta área existe la ocupación total, pero los ingresos a las distintas especialidades se producen en forma tan masiva que la competencia por los puestos de trabajo ha crecido en forma exponencial en los últimos años.

“Estamos viviendo una revolución acelerada y eso impacta en el significado del trabajo”, sostiene el sociólogo e investigador Felipe Arocena.

El paradigma parece estar cambiando y no solo debido a una mera cuestión generacional. La idea de tener un “trabajo para toda la vida”, que alimentó buena parte de las tradiciones, parece ir lentamente en retirada. El fulminante avance de las tecnologías ha obligado a muchos a reciclarse en nuevas habilidades y conocimientos, y a los más jóvenes a optar por caminos que hasta hace bien poco ni siquiera existían.

“Hay un acuerdo general en que, según se estima, la mitad o más de los trabajos que habrá en veinte años todavía no existen. Eso quiere decir que quienes hoy tienen cinco años, cuando cumplan la mayoría de edad y salgan al mercado de trabajo se van a encontrar con empleos que ahora ni soñamos”, sostiene el investigador académico.

De hecho, más de la mitad de esta lista de nuevos oficios surgió durante la última década. Ello explica que muchos de quienes hoy los ejercen habían recibido formación en otras áreas antes de terminar especializándose en esta nueva.

El constante surgimiento de nuevos emprendimientos —las bullentes start-up vinculadas a la industria del software son buen ejemplo de ello— ha multiplicado opciones para jóvenes que han recibido capacitación en áreas de informática, economía, marketing y finanzas. Al mismo tiempo, la rotación de empleos es casi una constante para muchos jóvenes.

“Otro cambio que se está produciendo es el que tiene que ver con lo que significa el trabajo para una persona. Antes un trabajo duraba para toda la vida, lo más común era que uno tuviera un empleo y se jubilara en el mismo cargo al final de una carrera, y eso pasaba aún en los oficios más creativos. Ello tenía como consecuencia que le daba a la persona una fuerte identidad vinculada a su trabajo. Hoy en día no sabemos lo que nos va a deparar el futuro”, señala Arocena.

La capacitación, la formación en matemáticas y estadísticas, los conocimientos de programación son cada vez más demandados.

La clave es el conocimiento.
El sector de las llamadas TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) explica el fenómeno de creciente demanda, según el consultor Federico Muttoni, de la firma Advice.

“Es mucha la demanda de estas empresas que exportan sus servicios fuera de fronteras, para suplir esta falta de personal debidamente formado han tenido que salir a buscarlo fuera de fronteras”, asegura Muttoni.

Sin embargo, visto de manera global el fenómeno todavía tiene un carácter prácticamente marginal. Según un estudio realizado por Advice para el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) las nuevas profesiones no representan más del 3% en relación con el mercado laboral uruguayo. “Pero tiene un nivel de desocupación cero y su demanda supera a la oferta”, agrega Muttoni.

No obstante, los analistas creen que el comportamiento de este fragmento del mercado laboral permitiría inferir el desarrollo futuro del empleo. Y con ello adquiere un valor estratégico.

“Lo que más preocupa a nivel de gobiernos, empleadores y sindicatos es esta etapa de transición en la que desaparecen puestos de trabajo y surgen otros nuevos. Esto ha creado la necesidad de educar para que tengan las habilidades necesarias para nuevos puestos”, dice Muttoni.

En la matriz.
Hay una escena en Matrix cuando el personaje principal, Neo, luego de “despertar” a la realidad comienza a conocer a los tripulantes de la nave Nabucodonosor. Frente a una pantalla plagada de filas de números el ambiguo Cypher le dice que él “ve” a los habitantes de la matriz. Señala a la pantalla y le dice: “Llegás a acostumbrarte, yo ya no veo el código, solo veo una rubia, una morena, una pelirroja…”. Pues bien, algo parecido ocurre con los analistas de datos.

Álvaro Roldán (29) es el responsable del gobierno de datos de El País. Define su tarea como una forma de disponer de “la información para su posterior análisis en busca de la generación de valor para la compañía”. Se formó como ingeniero de sistemas y finaliza su especialización en la Universidad ORT. Lleva algo más de cinco años como analista de datos.

“Para llegar al puesto que tengo hoy día estuve entre cinco y seis años en funciones de similares características que junto a mi formación académica ayudaron a complementar mi perfil laboral”, explica Álvaro.

Juan Andrés Sánchez (31) también es analista de datos, pero se formó en Economía. La participación de ambos en los procesos de producción de la empresa ha comenzado a convertirse en una guía imprescindible.

“La orientación a la toma de decisiones mediante al Data Analytics es algo que hoy día es tendencia en todas las empresas. Por pequeñas, medianas o grandes que sean, todas buscan hoy apoyar a sus unidades de negocios con el análisis de la información”, dice Roldán.

Algo similar ocurre con Diego Vallarino (44), que es director de Data Analytics de la firma internacional Equifax. Vallarino es técnico en administración, pero luego obtuvo títulos en las universidades de Chile y Barcelona que le permitieron convertirse en analista calificado. Trabajó en la industria del software y como consultor para organismos internacionales, BID, Banco Mundial, Naciones Unidas.

“Mi tarea actual consiste en encontrar patrones a través de un conjunto de datos, y de esa manera encontrar soluciones de servicio, o generar nuevos clientes, trabajo en el control de riesgos crediticios. Entiendo que se puede generar valor agregado a través de los datos, una línea en la cual se encuentra inmersa Equifax, lo cual hace que me sienta muy a gusto en mi tarea”, explica.

En otra rama como analista, conocido en la jerga como machine learning, se mueve Guillermo Colmenero, cuyo trabajo consiste en predecir los comportamientos del mercado. “Actualmente empresas de gran porte utilizan estas prácticas, pero gracias al avance de la informática (más datos recolectados y más poder de cómputo), las empresas chicas van a lograr utilizar estas técnicas. Pienso que el trabajo en esta área va a crecer en los próximos años”, asegura Colmenero.

La lista continúa y las especializaciones se multiplican. Los desarrolladores de webs son parte de esta hiperespecialización tan reciente.

“La estabilidad depende mucho de los beneficios que encontrás en la empresa en la que estás trabajando, como estar al día en las innovaciones tecnológicas que vayan saliendo al mercado. Esta actividad requiere de un entrenamiento constante por esa razón”, señala Pablo Assanelli (31), que es programador senior frontend y además es desarrollador de aplicaciones.

Los ejemplos abundan y todos apuntan a un gran denominador en común: la formación profesional. Y otra noción que parece muy novedosa: “Competimos por el empleo con el mundo entero”, asegura el consultor Muttoni.

Una revolución que cambiará todos los paradigmas y que, según los expertos, apenas acaba de comenzar.

Los servicios tendrán su “Uber”
El consultor Federico Muttoni puso el caso de Uber como ejemplo de los cambios que experimenta el mercado. “Cuando llegó esta aplicación se generó una fuerte molestia por parte de los taxistas ya que los coches de Uber no pagaban impuestos y para el sector eso era ni más ni menos que competencia desleal. Pero, al mismo tiempo, fue una salida laboral para mucha gente. Se estima que este sector ocupa a más de 5.000 personas actualmente. Uber les había permitido de manera flexible y rápida tener una buena fuente de ingresos”, señala Muttoni. En su opinión el fenómeno de la aplicación puede ser extensible a otras actividades, sobre todo las vinculadas al área de servicios, que actualmente es una de las de mayor desarrollo junto a las firmas vinculadas a la tecnología. “Hay que ser muy consciente de esto, el Uber le va a llegar a cada servicio, tarde o temprano”, sentencia Muttoni, quien llama la atención sobre los cambios de paradigma en todo el mercado.

Las nuevas y las que no se van
De acuerdo con un relevamiento de datos realizado por la consultora Advice hay unas veinte nuevas profesiones, más de la mitad vinculada a oficios digitales. Operador de drones; desarrollador de aplicaciones; diseño y maquetación web; desarrollador web; maquetador web; diseñador web; analista de comercio electrónico; community manager; digital marketer; analista de SEM y SEO; moderador de contenidos de video; analista de procesos de negocios; programador y analista de inteligencia comercial; programador de juegos; ingeniero de machine learning; full stack developer (programador muy completo); desarrollador móvil; analista de datos; auxiliar de soporte en la nube; cuidadores del nuevo sistema de cuidados. Según el mismo estudio, los ya viejos oficios más demandados son: guardia de seguridad, chofer, cocinero, técnico, mecánico, pizzero, encargado de cocina y electricista. Como se verá varios de los empleos tradicionales continúan teniendo plena vigencia en el mercado laboral local.

Community manager, un oficio con mucha creatividad
El cargo de community manager comienza a ganar espacio en la plantilla desde hace pocos años. En 2013 se hicieron apenas un par de solicitudes para el puesto, según un relevamiento del Gallito. El año pasado fueron 15. Lucía Gómez (25) es la community manager de una empresa que desarrolla videojuegos, Ironhidegames. “Además de encargarme del contenido que se publica y sale al aire en las redes sociales soy el vínculo principal entre la empresa y sus seguidores”, dice Lucía.

Al tratarse de una tarea que está en constante cambio, requiere de buenas dosis de creatividad. “Es una cuestión de estar en contacto constante con el público y de conocer sus intereses y costumbres, entender qué les gusta y cómo lo consumen”, resume. Sin embargo, Lucía estuvo cerca de un año y medio buscando empleo, hasta que dio con la firma de videojuegos. “Cuando vi el llamado de Ironhide sabía que era perfecto para mí”, dice. Lucía cree que todavía las empresas no han valorado suficientemente el papel de los comunicadores, “creo que es el momento de que sean tomados más en cuenta”, señala.

Estudio de KMPG
Cómo cambia el mercado. Una investigación de la consultora KPMG reveló los cambios que viene experimentando el mercado laboral, a partir de una encuesta entre postulantes realizada en 2017. Según dicho estudio se confirmó que la llamada generación baby boomers (nacidos entre 1956 y 1965) “presenta un mayor grado de estabilidad en sus puestos de trabajo”. En tanto, en las personas mayores de 30 años con estudios universitarios o superiores tardan más de un año en lograr un cambio laboral. No obstante, los menores de 30 años con el mismo nivel educativo tardan menos de tres meses. Asimismo, las personas en el mismo rango etario pero con formación de bachillerato o inferior demoran hasta más de un año.

​Otro aspecto interesante respecto al mercado laboral tiene que ver con los cargos gerenciales. El estudio descubrió que es a las personas que les cuesta más un cambio de trabajo. “Asimismo, los universitarios y personas con formación a nivel de maestría tardan más tiempo en lograr un cambio laboral, teniendo como principales motivos la búsqueda de oportunidades de desarrollo y mejora en su nivel de remuneración”. En cuanto a reinserción laboral, la investigación determinó que gerentes y mayores de 40 años tardan más de seis meses en volver al mercado laboral, en tanto que los profesionales independientes tardan más de un año en reinsertarse en el circuito.

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