#8M

Jimena Vilaró

Fundadora de “Alawa”

“Son mis primeros años como emprendedora de un proyecto de este tipo, y la verdad es que estoy descubriendo un mundo totalmente nuevo, con muchos retos. Muchas veces me cuestiono sobre los motivos que me llevaron a emprender, y creo que es multicausal.

Me gradué de contadora con 22 años, y creo que en ese momento solo pensaba en trabajar en relación de dependencia, o eventualmente, trabajar independiente, como contadora. Muchas veces la universidad no nos presenta la opción de emprender en otro ámbito, y te quedas con el camino clásico: buscar ofertas laborales y enviar CVs, o simplemente trabajar para lo que te preparaste.

Años más tarde hice un MBA y de allí salí con una idea clara: emprender mi propio negocio. Me entusiasmaba la idea y el desafío que suponía hacer algo diferente, propio, y construirlo desde cero. En aquel entonces vivía con una de mis hermanas, y ella estaba convencida de que si algún día hacía algo por su cuenta, serían trajes de baño de una sola pieza. Así empezamos, e invitamos también a mi madre que siempre ha “amado” la moda, las modistas, las máquinas de coser y tejer, las vidrieras, las revistas, las tendencias … y por supuesto, las mallas enteras!.

En un desafío como este, los obstáculos son muchos y constantes; en especial para nosotros que partimos de una “idea bonita” pero sin casi conocimiento del sector, que además es altamente competitivo, y nos dirigimos especialmente a un nicho del público general. En su momento empezamos por formarnos en la materia y por supuesto seguimos en ello. También hemos tenido que dar un salto desde la idea original y pasar a invertir más dinero, e incluso, cambiar el equipo inicial por circunstancias propias de la vida.

Actualmente lo más difícil en nuestro caso, es la gestión de los recursos, entre ellos los financieros, los humanos, y también los proveedores y sus tiempos; generar una cadena de valor que asegure la calidad que queremos mantener en nuestros productos, y sin duda, el desafío adicional de la comunicación y el marketing, para llegar al target deseado, lo cual luego se traducirá en las anheladas ventas.

Durante muchos años trabajé como dependiente, y si bien el reto de encontrar el equilibrio vida-trabajo no era siempre sencillo, ni se compara con lograrlo en este nuevo proyecto. Alawa es un emprendimiento que llevo adelante con Gabriel, mi marido, un apoyo fundamental. Emprender en familia no es nada fácil, y cada día nos presenta un desafío adicional, pero estamos muy contentos de lo que vamos logrando, pues cada paso que logramos concretar, es también un premio compartido, y eso es muy gratificante.

A veces nos ponemos límites serios para no comprometer nuestra vida familiar, pero lo más normal es que al principio -que son los primeros años- haya más esfuerzo de todas las partes para conseguir los objetivos, comparado con un negocio ya más estable y con más recursos que los que tiene por lo general una start-up.

Pensando en lo que podría hacer Uruguay para promover que más mujeres se animen a emprender, pienso que entre muchas cosas que se pueden hacer, una de ellas es reducir trabas administrativas e impuestos (tasas para importación y exportación). En mi caso he encontrado muchos obstáculos y burocracia en un mundo tan globalizado. Actualmente estamos desarrollando nuestra operación desde Madrid, y veo que lamentablemente Uruguay lo hace un poco difícil, tanto para mujeres como para hombres emprendedores, al menos así lo hemos vivido nosotros.

Por último sólo decir que mi experiencia es que para lanzarse a un proyecto propio lo más importante es la motivación diaria y constante, más allá de la inicial. A veces ésta viene de afuera, porque no somos “super women”, pero una clave es lograr perseverar. Ser resiliente, pues la dificultades y los momentos de desánimo aparecen todos los días, pero si estás convencida de lo que haces, tienes un plan de negocio y logras formar un buen equipo que te acompañe, es más fácil avanzar”.