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Lic. ANA LAURA TRIAS

Experta en comunicación y TIC

En el marco del ciclo “Mujeres emprendedoras” conversamos con la Lic. Ana Laura Trias, quien acaba de iniciar su carrera de forma independiente, luego de más de 20 años trabajando en la misma institución.

“Durante más de 20 años -y no saquen cuentas- estuve trabajando en la misma institución. Los años de mayor crecimiento y productividad de cualquier mujer, tanto en lo personal como en lo laboral. Esos años en los que terminás la carrera, el postgrado, formás tu familia, lográs nuevos espacios de crecimiento laboral, asumís mayores responsabilidades y todo eso incorporándose al mismo tiempo y logrando un delicado equilibrio para que todo funcione. No hay espacio para decidir qué priorizar y qué dejar para después, el crecimiento personal y profesional ocurren en el mismo momento.

De pronto la adrenalina pasa, llegas a los 40 y te das cuenta que llegó tu techo. En ese momento tenés dos estados posibles: 1- te sentís feliz por lo logrado y disfrutas de estar en la querible zona de confort, 2- te acordás de los años de adrenalina y querés ir a por ello nuevamente. En mi caso, mi cabeza inquieta prefirió optar por ir en busca de nuevos desafíos.

La buena noticia es que cuando abrís la cabeza tus sentidos se despiertan y los proyectos llegan o lográs construirlos.

En este nuevo escenario elegí consolidar mi experiencia como profesional, aportando desde la comunicación a los sectores que más conozco y que me permitieron crecer. Sigo vinculando la comunicación a las TIC y al mundo emprendedor.

Por supuesto no faltó quien me dijera: “estás loca”. Pero fueron muchos más los que me dijeron: “el mundo es de los valientes o cuando yo tenga el coraje de salir de mi zona de confort volveremos a cruzarnos”.

El primer día en mi nueva oficina hacía calor, como siempre me levanté 6:30, me preparé el mate y me senté con la compu, esta vez en el fondo de casa, a leer mails y varios documentos. No me molestó el teléfono, me distrajeron los horneros luchando con los venteveos por la territorialidad del jardín. Parece que en todos lados se paga derecho de piso.

Luego el verano avanzó y la rutina volvió a cambiar con el comienzo de las clases, este año por primera vez acompañé a mis hijas el primer día de escuela, no llevé el teléfono, pero volví a casa con la tranquilidad de retomar el trabajo donde lo había dejado.

Gestionar tu tiempo, tus proyectos, tu presupuesto y la incertidumbre que implica arriesgar, es sin dudas todo un desafío, pero si es el precio por disfrutar lo que hacés sintiendo que estás construyendo lo que querés, simplemente lo vale”.